Leishmaniosis
La leishmaniosis es una enfermedad causada por los mosquitos llamados flebótomos. Es una enfermedad grave y con consecuencias fatales en muchos casos.
Afecta principalmente a los perros, pero también puede darse en otros animales y en los seres humanos. Los mosquitos en periodos cálidos (primavera – verano – otoño) extraen sangre de los perros infectados y luego transmiten estos parásitos a nuevos animales o incluso a los seres humanos.
Los síntomas clínicos son variados y pueden estar presentes o no, lo que puede complicar el diagnóstico, especialmente para los médicos que no están acostumbrados a trabajar con perros con leishmaniosis. Los signos externos pueden ser: pérdida de pelo, crecimiento exagerado de las garras, úlceras en las almohadillas, callos en los codos, etc., y los signos internos: insuficiencia renal, afecciones oculares, artritis, pérdida de peso, anemia ………
Las estrategias para prevenir la leishmanosis son muy variadas. Podemos utilizar collares y gotas puntuales que evitan la picadura del mosquito. Su eficacia es apreciable pero insuficiente para garantizar una protección total. Mantener a los animales en el interior después del anochecer es un complemento de la lucha, pero no ofrece seguridad. La «Vacuna» contra la Leishmaniosis (Canileish by Virbac), ofrece seguridad y una buena medida de protección, que alcanza el 70 – 90% en los perros vacunados.
Se recomienda hacer una revisión de nuestras mascotas cada año después del verano.
Rickettsia
La Rickettsia causa la enfermedad conocida como fiebre de las Montañas Rocosas.
Se trata de una bacteria que se transmite por la boca de las garrapatas que infestan a los perros cuando éstas son más activas, de abril a septiembre. Cualquier perro, independientemente de su edad, que no haya tenido contacto previo con la Rickettsia puede desarrollar esta enfermedad. Los humanos también pueden contraer esta enfermedad al ser picados por una garrapata, pero los gatos son resistentes a la infección.
Los síntomas más comunes son fiebre, depresión….. aunque los síntomas también pueden ser pulmonares, renales y en algunos casos puede afectar al sistema nervioso. Con frecuencia pueden aparecer pequeños hematomas o hemorragias en la piel.
El diagnóstico se forma por la presencia de síntomas, garrapatas y un análisis de sangre positivo.
El tratamiento es con antibióticos. Esta enfermedad no se da dos veces en el mismo animal….. después de ser afectado el animal crea una inmunidad hacia ella.
Es conveniente realizar un análisis de sangre anual. La mejor manera de prevenir esta enfermedad es controlar las garrapatas.
Ehrlichia
La Ehrlichia es un tipo de Rickettsia que se transmite por la saliva de una garrapata. Sólo es contagiosa por las garrapatas que han tomado sangre de un animal en fase aguda de la enfermedad.
La fase aguda se produce entre 1 y 3 semanas después de la transmisión de la garrapata y dura varias semanas. Esta fase suele producirse en primavera-verano, cuando las garrapatas son más activas. Los síntomas incluyen fiebre, pérdida de apetito y de peso, secreción nasal y ocular, dificultades respiratorias, hematomas y signos de hemorragia.
El tratamiento consiste en aliviar los efectos causados por la enfermedad, mediante la administración de antibióticos y, en algunos casos, de corticoides.
Es conveniente realizar un análisis de sangre anual. La mejor manera de prevenir esta enfermedad es controlar las garrapatas.
Moquillo
El virus del moquillo provoca una enfermedad muy grave, muy contagiosa, que puede ser mortal.
Los animales jóvenes son más susceptibles de ser infectados debido a su sistema inmunitario poco desarrollado, aunque los perros adultos que no han sido vacunados o que han estado expuestos a situaciones de estrés también pueden verse afectados.
El virus infecta generalmente el sistema digestivo, respiratorio y nervioso, produciendo una variedad de síntomas que también dependerán del estado del sistema inmunitario del perro. Los síntomas varían desde la tos, la secreción nasal, la fiebre y la diarrea, hasta los temblores y las convulsiones más graves.
Se contagia a través de la secreción nasal y la orina de los perros infectados. Un animal que se recupera de esta enfermedad seguirá siendo infeccioso durante 60 – 90 días hasta que se elimine el virus.
Para prevenir el contagio de esta enfermedad se recomienda la correcta vacunación de los cachorros durante el periodo de riesgo, cuando la inmunidad materna desaparece. En el caso de la aparición de síntomas, el veterinario dará un tratamiento para aliviar las molestias del animal.
Parvovirus
El parvovirus produce una gastroenteritis hemorrágica, muy contagiosa, que suele tener un final fatal. Afecta principalmente a los cachorros y a los animales no vacunados o con sistemas inmunitarios muy bajos. La enfermedad se contrae por contacto fecal-oral. Este virus es muy resistente a las condiciones ambientales externas y sobrevive durante largos períodos.
Los primeros signos de esta enfermedad son la depresión, la pérdida de apetito, la fiebre y la diarrea que puede llevar sangre. Debido a los vómitos y la diarrea, el perro se deshidrata muy rápidamente y esto puede tener consecuencias fatales para el organismo. Algunos pacientes pueden morir en las primeras 48 a 72 horas después de los primeros síntomas. Es importante llevar al animal al veterinario de inmediato si se observa alguno de estos síntomas.
Una vez detectada la enfermedad, el veterinario procederá a aliviar los síntomas y a combatir la deshidratación. El animal será puesto en cuarentena lejos de otros perros, para evitar la propagación de la enfermedad.
La mejor prevención contra esta enfermedad es la vacunación. El protocolo a seguir es similar al del moquillo y por eso se suelen dar juntos
Se recomienda mantener a los cachorros alejados de las heces de otros perros hasta que estén completamente vacunados. La higiene es un factor muy importante cuando conviven muchos perros, siendo la lejía la única sustancia capaz de inactivar el virus.
Coronavirus canino
Se trata de un virus que provoca un ataque de enteritis de intensidad variable en perros jóvenes. Los perros adultos pueden verse afectados, pero normalmente no muestran síntomas. El sistema inmunitario inmaduro de los perros jóvenes los hace más susceptibles a la contaminación.
Los síntomas más comunes son muy similares a los del Parvovirus: diarrea, en ocasiones con sangre, letargo y pérdida de apetito. La gravedad de esta enfermedad dependerá del nivel de deshidratación.
La mejor prevención es un buen estado de limpieza y desinfección general en los lugares donde hay muchos perros juntos, como hemos dicho antes en la sección de Parvovirosis. Existen vacunas, pero hoy en día no parecen necesarias, ya que no es un virus letal y los síntomas de la enfermedad suelen desaparecer al cabo de unos días.